🔥 ¡Despierta, Guinea!: Las mentiras billonarias no construyen el mañana — construyen billetes para quienes te olvidaron

Durante años te dijeron que no había reservas, que el erario estaba seco, que el milagro petrolero no alcanzaba, que el progreso se frenó por culpa de “condiciones externas”. Y tú aceptaste, porque confiabas. Porque creías que era una fase, un bache, un mal menor. Pero hoy miras alrededor y ves calles que se hunden, hospitales que esperan un “mejor” doctor que nunca llega, profesionales deambulando en el paro mientras los discursos se encadenan. Y entonces llegó el anuncio: mil millones de euros para proyectos en 2027. Un número con ceros, un brindis sin copa, una promesa sin factura. ¿Quién te está robando? ¿De dónde salen estas cifras? ¿Y por qué justo en el 2027?

5/8/20243 min read

🔥 ¡Despierta, Guinea!: Las mentiras billonarias no construyen el mañana — construyen billetes para quienes te olvidaron

Durante años te dijeron que no había reservas, que el erario estaba seco, que el milagro petrolero no alcanzaba, que el progreso se frenó por culpa de “condiciones externas”. Y tú aceptaste, porque confiabas. Porque creías que era una fase, un bache, un mal menor. Pero hoy miras alrededor y ves calles que se hunden, hospitales que esperan un “mejor” doctor que nunca llega, profesionales deambulando en el paro mientras los discursos se encadenan.

Y entonces llegó el anuncio: mil millones de euros para proyectos en 2027. Un número con ceros, un brindis sin copa, una promesa sin factura. ¿Quién te está robando? ¿De dónde salen estas cifras? ¿Y por qué justo en el 2027?


Te dirán que es para “desarrollo”, “infraestructura”, “futuro”. Pero tú ves las hojas arrancadas del presupuesto viejo, reutilizadas para escribir otro cuento. Te prometen autopistas, zonas industriales, educación avanzada… mientras sabes que aún cargamos carreteras de barro, aulas sin ventanas y jóvenes que dicen “me gradué” y luego buscan en la casa del vecino conexión a internet.


Los grandes discursos se presentan en salas oficiales, con manteles blancos y cámaras listas. Pero tú estás en la fila, en el transporte público, en la espera. Tú ves a esos que prometen y saludan, con reloj caro y sonrisa puesta, mientras el pueblo pregunta: “¿Y cuándo es que baja algo para mí?”


¿Y sabes qué? Ellos se ríen de ti. No directamente, claro. Lo hacen a través de la farsa: la farsa de la “recuperación”, del “año de transformación”, del “gran crédito”. Esa farsa que te hace pensar que el problema fue sólo la sequía presupuestaria y no la sequía de dignidad.


Mientras tanto, los bancos invisibles hacen sus números, los contratos se firman con tinta que no se ve, las comunidades escuchan promesas que se repiten como salmos vacíos.

Y tú dices: “Estoy cansado de oír ‘estamos trabajando en ello’”.
Porque el verdadero robo no está sólo en los fondos que desaparecen. Está en el tiempo que te roban, en el futuro que te posponen, en la esperanza que te retrasan. En nombre de un gran plan que nunca llega.

Pero aquí estamos, y aquí digo: Tu silencio no es aprobación.

Tu paciencia no es cobardía.

Tu trabajo diario no es “normal”.

Tú estás construyendo mientras te piden que esperes.

Tú estás levantando mientras te distraen con cifras gigantes.
Guinea Ecuatorial no necesita otra ley.

No necesita otro programa.

No necesita otro crédito milagroso que aparece en un power point.
Necesita:

  • Transparencia con nombre y apellido.

  • Contrato firmado, no promesa verbal.

  • Auditoría pública, no discurso privado.

  • Presupuesto en tu barrio, no en su celebración.

  • Futuro que empiece hoy, no en 2027.

  • Tu voz, no su aplauso.


    Hoy digo al pueblo: basta de excusas brillantes con bolsillo oscuro.
    Hoy te digo: Despierta, porque el país no está dormido. Lo tienen entretenido.
    Y si alguien quiere comprar tu mañana con un folio firmado en la capital, dile que ya saliste de la fila de la ilusión. Que eres la generación que pide cuenta, que exige verdad, que construye soberanía.
    Y cuando digan: “esto es para 2027”, tú ya estarás en 2025, con la comunidad unida, con la voz afinada, con la plataforma lista, con la verdad incendiaria.
    Porque no esperas otro crédito.
    Esperas el fin del robo.
    No es pedir limosna. Es reclamar tu futuro.
    No es levantar una mano. Es alzar tu conciencia.
    Y cuando lo digas, no necesitas permiso. No necesitas aplausos. Porque el aplauso verdadero es ver tu barrio progresar, tu familia sonreír, tu país caminar firme.
    Guinea Ecuatorial no está rota. Está retenida.
    Y esta es la llave: la rendición de cuentas.
    Así que levántate, pueblo, porque no se trata de esperar al 2027.
    Se trata de tomar el 2025, el 2026, el 2027 y decir: “Esto es mío”.
    Porque tu dignidad no entra en números gigantes.
    Tu dignidad entra en tierra, casa, escuela, hospital, luz, agua… en tu día a día.
    Nos han dicho mentiras con ceros.
    Hoy reclamamos los hechos con firma.
    Y si alguien sigue vendiendo humo, lo encendemos con la luz del pueblo despierto.

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